El nuevo proyecto de Parque Eólico El Pilón I y II, que cambiará para siempre el paisaje de Güimar y Fasnia.
La proliferación de turbinas eólicas, si bien se vendió como el cambio de paradigma hacia las energías renovables en la isla, ha demostrado con el paso de los años que solo representa, una vez más, un negocio para aquellas empresas que ejecutan sus lucrativos proyectos, mientras que para la población de a pié todo son desventajas y molestias. No hablamos solo de los propios molinos y el daño que producen sobre el ecosistema , como en la ya mermada población de aves de la isla de Tenerife o del ruido que afecta a los agricultores de las áreas afectadas por su impacto, sino del destrozo que causa sobre el territorio el hecho de que cada nuevo aerogenerador - de decenas de metros de altura- erigido, debe por fuerza contar con carreteras de acceso que permitan llegar a los grandes trailers que traen las aspas, turbinas y torretas asociadas. Vías de servicio que no conocen de barrancos, ecosistemas o colinas: Allí donde se planifican, una enorme cicatriz quedará sobre el terreno para siempre. Las torretas y cableados ocupan nuevos espacios y los yacimientos arqueológicos, algunos incluso reconocidos por las autoridades como ya catalogados, se ven por lo común afectados.
Recientemente se ha dado a conocer, de manera atropellada y a contrareloj un nuevo proyecto por parte de una gran compañía eléctrica, que anuncia un parque eólico de grandes dimensiones ubicado entre los municipios de Fasnia y Güimar. Zonas como Agache, se verán afectadas por la instalación de numerosos aerogeneradores, con toda un red de transporte de energía (cableado) aérea y soterrada,torretas eléctricas y carreteras de acceso. Hablamos de un territorio de riqueza agrícola, medioambiental y patrimonial inconmensurable, único como lo es cada rincón de la isla en donde el cemento no domina el paisaje. El impacto paisajístico, natural y social es evidente y cabría cuanto menos una consulta a los vecinos de cara a valorar los beneficios que este tipo de explotaciones suponen realmente.
En lo referente al patrimonio bajo este nuevo proyecto, la propia empresa en su Plan de Impacto Ambiental reconoce que “sin embargo, para determinar con precisión el impacto, es imprescindible realizar una prospección arqueológica de superficie autorizada y contar con la memoria técnica de los proyectos”. Por tanto la empresa reconoce que existen valores patrimoniales pero no cuentan con el debido estudio arqueológico que exige la ley. Y ete es el Plan de Impacto que se pretende aprobar.
Se basan en una carta arqueológica no actualizada, ya que no existen aún catálogos municipales que contengan la ingente cantidad de hallazgos recientes. Solo en la zona de Agache reconocen la existencia de cuarenta y siete enclaves patrimoniales que se verán afectados directa o indirectamente.No obstante tenemos constancia y hemos podido corroborar que en en las zonas de Fasnia y Agache (Güimar) afectadas por los molinos, torretas,tendidos y cableados soterrados del proyecto, existen muchísimos valores históricos, etnográficos y arqueológicos no contemplados que serán borrados del paisaje para siempre.
Un estudio apropiado y hecho según dicta la ley debería contar con información actualizada y en todo caso permitir que se opine al pueblo sobre la conveniencia o no de convertir su territorio en un enorme polígono. Sabemos además por el antecedente de Arico, que tras la instalación de parques eólicos suelen venir los fotovoltáicos. Esta trampa de la energía renovable, como decíamos anteriormente, no trae beneficios compartidos y sí muchos costes colectivizados. El coste medioambiental, sobre fauna y flora, es sin duda el más dramático y el menos “verde y limpio” de todos los aparejados a este tipo de instalaciones renovables.
Los precios de la luz para el consumidor no solo no bajan-lo que se supone deberían ser el contrapunto de ver tu municipio infestado de grandes molinos- ,sino que cada día son más caros. Ni tan siquiera reducciones o ventajas a los vecinos del municipio en un proceso que debería democratizar los beneficios de esta nueva industria de la energía en manos de multinacionales. El caso de Arico, municipio que carga con el mayor volumen de éstos ingenios en Tenerife, habla de esta falta de coherencia. Mientras se siguen construyendo más y más aerogeneradores y vías estructurantes, los cortes de luz en algunos barrios del municipio son constantes por fallos y averías en un sistema obsoleto, en nada beneficiado por esta tecnología “verde”. Promesas y ventajas, hasta que se impone la cruda realidad, por la cual las empresas privadas tienen carta libre sobre el territorio, y es el pueblo canario quien paga los costes externalizados, a costa de su bienestar y de la salud del propio territorio.
Sobre este proyecto El Pilón I y II y la amenaza sobre el patrimonio arqueológico que supone su ejecución, ampliaremos información en próximos comunicados.
Colectivo Imastanen
Defendiendo el legado superviviente
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