El Arco de Tajao: Un ejemplo de explotación turística, dejadez institucional y destrucción patrimonial en Arico

 Alerta por la aparición de señalizaciones con pintura blanca en el espacio natural del Arco de Tajao. Rodajes cinematográficos, masificación de visitantes y abandono institucional, amenazan este emblemático monumento natural, que pese a una iniciativa municipal de 2021 sigue sin ser declarado Monumento Natural y mucho menos Zona de Especial Conservación Natural y Bien de Interés Cultural, tal y como reclamamos desde el Colectivo Imastanen.


Arico es sin duda uno de los municipios que mayor número de tesoros arqueológicos y etnográficos conserva en la isla de Tenerife. Su territorio se vió relativamente libre del desarrollismo urbanístico durante las primeras etapas de imposición del actual modelo económico durante la segunda mitad del siglo XX. Esto favoreció no sólo la pervivencia hasta tiempos recientes de aquellas formas de subsistencia ligadas al sector primario (ganadería y agricultura), sino la continuidad de tradiciones ancestrales en la memoria colectiva de sus habitantes. Una memoria que tiene su testigo vivo en la rica toponimia y en la gran diversidad de vestigios guanches conservados en barrancos, valles y montañas, bajo innumerables formas y tipologías. 


Por desgracia Arico es en la actualidad uno de los territorios más amenazados por todo tipo de intervenciones paisajísticas incompatibles con el respeto al medio natural. Ya hemos abordado en otras ocasiones la destrucción y deterioro de muchos yacimientos y bienes etnográficos en la comarca, haciendo especial hincapié en el desinterés demostrado por parte de los diferentes gobiernos municipales, que más allá de promesas y excusas, siguen mirando hacia otro lado, mientras muchos de estos valores desaparecen a un ritmo catastrófico. Pese al dictado de la Ley 11/2019, de 25 de abril del Patrimonio Cultural de Canarias en la que se ordenaba la elaboración de catálogos municipales, en coordinación con el Cabildo Insular, Arico sigue sin cumplir dicho mandato legal. Tristemente tampoco es una excepción en la isla.


El barranco de Vijagua o Bijagua es uno de los barrancos más emblemáticos del sur de Tenerife, por su altísimo valor geológico y biológico, su historia antigua y por su importancia etnográfica. Ubicado entre la costa de Tabaibarril (Tajao) y Guasiegre, fue desde época indígena uno de los puntos con mayor actividad humana en la comarca y por tanto un espacio con manifestaciones rupestres abundantes, restos de estructuras habitacionales permanentes, vestigios de prácticas funerarias y ritualistas y espacios de decisión y encuentro. La trashumancia, los variados recursos económicos que ofrecían estas costas, los nacientes de agua perennes -hoy barrancos secos pero antaño húmedos y fértiles-, así como la existencia de fuentes y manantiales, sostenían poblaciones guanches cuyo testimonio ha seguido presente hasta la actualidad. Ya en época histórica la explotación de la célebre “piedra chasnera” o de Guama - con la que se erigieron palacios e iglesias en toda Canarias y América - hizo del barranco de Bijagua una ruta muy transitada, al convertir la baja en que desemboca el barranco en un célebre embarcadero para el comercio transatlántico de esta peculiar piedra piroclástica, tan apreciada tiempo atrás en la construcción, por sus propiedades, durabilidad y estética. Lo que lo convierte en la actualidad en un lugar de gran interés etnográfico. 


El Arco de Bijagua


El conocido como Arco de Tajao o de Bijagua es una estructura natural de ignimbrita, esculpida por la erosión y forma parte de un paisaje mágico y cautivador. Un paraje casi sobrenatural que aún hoy día sobrecoge a cualquiera, debido a sus caprichosas formaciones de roca con paletas de colores dulces y envolventes que cambian de tonalidad bajo la acción del agua y la luz. El latir tímido de su diminuta fauna antediluviana y las siluetas resilientes del cardonal- tabaibal que antaño recreaban auténticos laberintos vegetales, invitan a dejar volar la imaginación. Este capricho volcánico, se ha convertido en los últimos años en uno de los must más promocionados en las guías turísticas y redes sociales. La industria turística y las propias instituciones lo exhiben como reclamo para seguir atrayendo visitantes, sin plantearse por un momento la necesidad de preservar siquiera la escenografía de este “producto comercial”. Y aquí estriba lo grave del caso: Se promueve activamente un modelo inconsciente que conduce irremediablemente al colapso.


Un lugar que se ha visto saturado de visitantes, que buscan su foto sobre el arco de piedra, pisando, saltando y transitando sin sendero alguno, lo que lleva a consecuencias nocivas para para la propia estructura y entorno natural. En los últimos años se han multiplicado los rodajes cinematográficos y publicitarios, con empresas  adueñándose del espacio durante días, comportando despliegues de infraestructuras, tránsito de materiales pesados y el trasiego caótico de los equipos humanos que trabajan para las productoras. Un desastre permitido y licitado por las autoridades que miran para otro lado, al tiempo que utilizan el paisaje como reclamo económico incentivando al inversor por su bajo coste externalizado. Es decir, aquí el daño no se vigila, no se paga y si alguien denuncia tampoco se van a pedir explicaciones: Free Service


Recordamos que en los dos últimos años ya hemos denunciado en varias ocasiones, casos relacionados con intervenciones que implicaron desmonte con maquinaria pesada en el litoral, tránsito de vehículos con cargas hasta la playa o la construcción de estructuras escenográficas permanentes sobre el terreno, cosa prohibida, afectando gravemente el ecosistema e incluso amenazando valores arqueológicos presentes. Todo ello con motivo de diferentes producciones audiovisuales que tuvieron lugar en esa misma zona de la costa de Arico.Todo ello sin aparente conocimiento por parte de las autoridades municipales, según nos hicieron saber al ser alertadas.Nunca se interpuso sanción alguna,al menos que nos conste. Lo normal en estos casos, la impunidad.


Atentado contra el espacio


En estos días volvimos a ser alertados por vecinos de la zona, debido a la aparición de pintadas en el espacio (no protegido) del Arco de Tajao. Tras presentarnos en la zona, verificamos la presencia de numerosas flechas blancas pintadas sobre la tosca una zona colindante al arco. Al no existir senderos que preserven la zona del tránsito contínuo de visitantes, el lugar sufre una erosión acelerada. Las flechas parecen señalar un circuito y podrían estar relacionadas con otro rodaje reciente, que tuvo lugar hace unos meses. La ausencia de control y vigilancia por parte de las autoridades competentes, no ya durante el desarrollo de actividades tan invasivas, sino en relación al crecimiento exponencial del lugar como reclamo turístico, hablan claramente del poco interés que tienen las autoridades locales por conciliar lucro y conservación . Esa zona poseyó abundantes valores materiales indígenas, dada la importancia cultural de ese tipo de formaciones geológicas tan peculiares, consideradas espacios sagrados de encuentro y celebración. Desafortunadamente nunca se prospeccionó adecuadamente el área.


Actualmente el espacio se encuentra muy degradado, lo que es alarmante, ya que esa zona siempre destacó por poseer abundantes materiales arqueológicos como fragmentos de cerámica -en algunos casos decoradas- piezas de obsidiana tallada, malacofauna, restos óseos caprinos, antaño abundantes, hasta hace no tanto tiempo. Hoy lamentamos la desaparición de toda esa rica información en clave arqueológica que tanta luz habría arrojado sobre nuestro pasado y cultura indígena. El pasado guanche no despierta interés a los ojos de los dirigentes políticos ni tan siquiera en sus términos, es decir como posible atractivo turístico a explotar. Un monolito con un panel informativo contando algunas curiosidades del arco -panel que forma parte del sendero del llamado Museo de la Piedra inaugurado en 2016, que recorre dos kilómetros de costa con puntos de información relativos a la actividad tradicional de cantería del lugar-, ha sido la única muestra de interés real de las autoridades por preservar y poner en valor un invaluable monumento cultural ancestral, hoy convertido en escenario para el postureo global.


Mucho perdido y aún mucho por perder


Por desgracia durante décadas muchos valores arqueológicos conocidos se han perdido para siempre debido a la extrañeza generalizada de gran parte del pueblo sobre los valores indígenas que nos rodean, desconocimiento que viene permitiendo que los diferentes partidos en el gobierno actuen de manera irreflexiva  a la hora de arrasar con yacimientos de altísimo valor cuando se trata de favorecer el lucro privado. A escasos quinientos metros del Arco de Bijagua, se encuentra la Planta Insular de Residuos Sólidos (P.I.R.S.). La extensa área  que hoy ocupa el vertedero insular con sus monumentales montañas de residuos sólidos -según reconocía el propio “Plan Parcial de Ordenación del Complejo Ambiental de Tenerife y Ámbito Etractivo de Guama-El Grillo” de Abril de 2010- contenía numerosos yacimientos arqueológicos guanches como abrigos naturales acondicionados, cazoletas y canales, cuevas naturales de enterramiento, fondos de cabaña, lugares de talla lítica y paraderos pastoriles. Todos esos bienes quedaron dentro del Plan de Ordenación y por tanto fueron condenados irremisiblemente a la degradación cuando no directamente a la desaparición, en un perímetro destinado a seguir enterrando basura de forma indefinida. 


El problema que ya hemos denunciado anteriormente en relación a la proliferación indiscriminada de parques eólicos y fotovoltáicos (ver nuestra noticia sobre el ITER y la destrucción de un paraje arqueológico en Arico), es otra de las heridas abiertas ecológica y patrimonialmente en Arico, en las antípodas de la pretendida “sostenibilidad” con la que son presentados por sus promotores estos proyectos privados ante la población. Las torres de alta tensión y las actividades de ocio no permitidas que proliferan bajo este modelo de explotación del suelo, se suman a este “buffet libre” empresarial sobre el territorio, comprometiendo gravemente sus valores naturales, paisajísticos y patrimoniales. Arico es hoy un “salvaje oeste” para el inversor privado, a costa de condenar para siempre su formidable legado cultural guanche y todos los espacios naturales que lo salvaguardan y que no lo olvidemos, solo pertenecen a las generaciones futuras.



Colectivo Imastanen

Defendiendo el legado superviviente




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