El verdadero impacto medioambiental y patrimonial de las competiciones de caza en torno al Monumento Natural de Montaña Ifara y Los Riscos.



Hace un mes emitimos un comunicado explicando lo sucedido en un lugar tan comprometido ecológica y patrimonialmente como es el entorno del Monumento Natural Montaña Ifara y Los Riscos. La experiencia del Campeonato de España de RRCC (Recorridos de Caza) en 2024 con las posteriores denuncias públicas por parte de colectivos ecologistas y el más reciente cruce de declaraciones entre la ex-alcaldesa de Granadilla y la Federación Insular de Caza de Tenerife    -en donde éstos últimos sacaron un comunicado con planos y argumentos para defender la perfecta compatibilidad de su actividad deportiva con el espacio en el que se enmarca y defendiendo que el perímetro del Coto Intensivo no forma parte del Monumento Natural ya que se encontraba perfectamente delimitado-, demuestra que la polémica ha removido posiciones políticas. El actual alcalde y la Federación parecen hacer frente común ante las quejas del principal partido de la oposición municipal, el mismo que apoyó el Campeonato el año pasado cuando gobernaba. Polémicas aparte, no parece valorarse otra alternativa a la conveniencia misma de que ese entorno sea escenario adecuado para la celebración de según qué tipo de actividades. La experiencia este año con el Campeonato de Canarias ha sido la misma que con el anterior y el daño causado paisajística, botánica y patrimonialmente sencillamente, no puede volver a repetirse. Existen argumentos suficientes para justificar la incompatibilidad de disparar perdigonazos durante cuatro días a miles de platos en el aire, con  la restauración y conservación de un territorio tan frágil y amenazado.


A continuación explicaremos por qué la argumentación de la Federación defendiendo el Coto Intensivo como un lugar aislado, diferenciado y sostenible en mitad de un territorio que contiene un valor natural y culturalmente ilimitado es una incongruencia. Este año tras pocos días de la celebración del campeonato  un grupo de vecinos y voluntarios de colectivos que paseaban por la zona reportaron haber encontrado y documentado como innumerables fragmentos de platos y plásticos - empleados por miles en la celebración de la prueba de disparo- estaban repartidos fuera de los límites de dicho coto. Comprobando gracias al mapa satelital cómo muchas zonas fuera del límite del coto se veían gravemente afectados por la presencia de miles de pequeños fragmentos de platos de color chillón. Cauces de barranquillos con cardonales, tabaibales, escobonales, balos, cardoncillos, lotus, magarzas y muchas otras especies endémicas habían quedado sembradas de fragmentos de plato, en muchos casos diminutos. Cardones con fragmentos incrustados y heridas, tabaibas dañadas, aulagas, cardoncillos, cornicales, jazmines y otras especies arbustivas, aparecían con centenares de diminutos trozos rojos diseminados  entre sus ramas y dispersados entre los matorrales más frondosos. Lugares inaccesibles y en una cantidad tal que es imposible limpiarlos sin dañar la flora más aún de lo que ya está. Por mucho que los organizadores defiendan la biodegradabilidad de estos fragmentos compuestos generalmente de resinas y arcillas calizas -verdaderamente biodegradables en un 75%-, los tacos concentradores de plástico que contienen los cartuchos quedan dispersados de manera incontable. Se descomponen pero de bio no tienen nada. Más contaminación al entorno.


Proteger parcialmente no es proteger


Es necesario realizar una reflexión social en torno a la conveniencia de realizar este tipo de actividades en lugares de especial interés como es el entorno de las montañas de Ifara y de Los Riscos, aunque la administración sí los permita y patrocine, en base a perimetrados que se deciden en despachos, lejos de una comprensión del territorio que persiga su protección integral. De por sí resulta ya  inconcebible el que los propios bienes naturales y arqueológicos que se catalogan bajo categorías de especial protección legal , queden en la práctica restringidos a ubicaciones concretas, sin tener en cuenta que esos mismos espacios y valores a proteger, no existirían tal y como son, ni serían interpretables, sin la totalidad del conjunto que los contextualiza. Entorno que en su dimensión integral cumple con su función de interdependencia ecológica, paisajística y cultural, aunque algunos espacios estén sujetos a menores niveles de protección y por tanto más expuestos a prácticas indeseadas y atentados de toda índole. 


Fragmentar y aislar jurídicamente la categoría de protección de los diferentes espacios naturales y bienes culturales de manera irreal, anulando el valor del conjunto nos parece una incoherencia. Además pretender compaginar la protección del medio natural con  una competición de recreo de estas características, con el impacto ecológico y paisajístico que han demostrado tener, nos parece una irresponsabilidad. No olvidemos que todo el entorno natural que enmarca a este Monumento Natural, incluído el espacio en el que están incluídos el Coto de Caza Intensivo y otros cotos privados de adiestramiento, que también se han empleado para las competiciones en la zona, está considerado SRPC(Suelo Rústico de Protección Cultural) en su totalidad. 


Los colectivos movilizados consideran que el Monumento Natural de Ifara y Los Riscos, requiere de una conservación y protección efectiva de todo el espacio natural que lo rodea en su conjunto, poniendo en valor la importancia antropológica e histórica que aún ofrece valores materiales presentes desde época guanche. El mismo Coto Intensivo que defienden utilizar legitimamente desde la Federación Insular de Caza de Tenerife fue el que ocuparon  también en Mayo de este año para celebrar el Campeonato de Canarias de Recorridos de Caza, entre otras actividades como la Liga de San Humberto -que emplea perros y que tiene como trofeos especies invasoras introducidas de manera autorizada para la caza-, y se encuentra en medio de estos dos paisajes protegidos y enclavados en una zona de Granadilla con una riqueza natural tan maravillosa como amenazada, debido a la masificación urbanística y a infraestructuras tan polémicas como el Puerto de Granadilla.


El consistorio de Granadilla no aparece entre los colaboradores y patrocinadores de los diferentes campeonatos de este año. Aunque otro de los contraargumentos de los organizadores expresado a través de la Federación de Caza Insular es que tras el acto de 2024 se procedió a limpiar meticulosamente la zona. Varias asociaciones medioambientalistas sin embargo han aportado pruebas del estado lamentable que gran parte de esos terrenos siguen presentando en la actualidad. Diferentes especímenes de cardón y tabaiba de gran edad acabaron muertos por daños producidos en 2024, debido a disparos y fragmentos de platos que en el mejor caso tardarán cientos de años en degradarse. El lugar presenta aún grandes espacios cubiertos por residuos que suponen un impacto paisajístico notable. Resulta sencillamente imposible de limpiar, tal es la cantidad de fragmentos. Además estos restos que quedaron del año pasado se encuentran claramente fuera de la zona delimitada para el coto, tal contrario de lo que defiende como defiende en su comunicado la Federación. 


No solo nos preocupan los fragmentos de platos y daños fehacientes sobre especies botánicas sino la presencia abundante de tacos concentradores, fabricados en plástico  y muy especialmente el efecto que el plomo producto de la munición disparada, altamente contaminante, pueda comportar para el terreno y acuíferos. Pero de manera especial queremos destacar el peligro que amenaza a los bienes patrimoniales. Este mismo año pudimos observar cómo la celebración del evento ocupaba zonas contiguas a elementos arqueológicos que al estar en zonas de tránsito dentro del área establecida y no encontrarse señalizados adecuadamente como yacimientos arqueológicos catalogados, quedan expuestos a daños potenciales.  El propio Coto Intensivo en su linde reconocido, se encuadra junto a varios valores patrimoniales bastante deteriorados. Habiendo visto y documentado mapa en mano como ya se mencionó, que los espacios exclusivos del coto tampoco están siendo respetados y siguen repletos de residuos, nos preocupa que los valores etnográficos (viviendas, tajeas, eras, casa cuevas, etc) y arqueológicos corran el mismo peligro.



Preocupación y prealerta en los colectivos medioambientales


Las diferentes asociaciones que denuncian lo aquí expuesto y ante el argumento de la Federación Insular de Caza de que el año pasado no se les dió tiempo para limpiar eficazmente la zona, regresaron al lugar transcurrido un mes desde el Campeonato de Canarias, pudiendo retratar no solo los restos y daños naturales aún presentes desde el 2024 sino los producidos este mismo año. Si bien es cierto que la organización se ajustó algo más a los límites del coto, excedieron el mismo en muchos puntos y  muchos rincones siguen gravemente afectados por la presencia de fragmentos. En los casos de zonas de vegetación tupida y cauces de barranquillo, no hay forma en que se pueda limpiar la totalidad del desastre, por mucho que lo aseguren. Un plato no discrimina donde caer hecho pedazos, cuando es abatido por una ráfaga de perdigones. 


Además nuestra preocupación en lo relativo al patrimonio arqueológico es grande, tras observar las justificaciones y métodos de limpieza empleados por los organizadores  y así se lo hemos hecho saber al Área de Patrimonio del Cabildo y a la Agencia Canaria de protección del Medio Natural. Las zonas que dicen haber limpiado de restos, se restringen a ciertas áreas de menor vegetación, superficie arenosa, pedregales y toba, y para su limpieza se ha procedido a rastrillar y arrasar con todo el material de superficie presente, incluídos brotes de plántulas de muchos endemismos, así como otra flora de menor envergadura. Debemos recordar que una de las zonas más afectadas por los fragmentos y que precisamente queda en los márgenes del aludido Coto Intensivo, está declarada como Hábitat de Interés Comunitario 5330 “Matorrales termomediterrános y prestépicos”. Salados, lotus,verodes,tabaibas…cualquier plántula es arrastrada mediante una pretendida “limpieza” indiscriminada. Zonas evidentemente erosionadas por estas acciones pierden su potencial germinador y se acentúa la aridificación.


Estos efectos devastadores están comprometiendo aún más una zona declarada de Especial Interés Arqueológico, con bienes catalogados y que pese a todo siguen sin señalizarse, protegerse ni ponerse en valor debidamente. Falsas promesas bloqueadas por la descoordinación entre administraciones, ausencia de voluntades político-empresariales y escasez y sobrecarga en los medios de actuación públicos, sumado al desproporcionado crecimiento poblacional en las últimas dos décadas, han dejado en el olvido una propuesta que pretendía crear en esta zona el que hoy día sería primer Parque Arqueológico de la isla. Como muchos otros proyectos similares relacionados con el mundo indígena en Tenerife, quedó todo en buenas intenciones y en una zona como resultado, desprotegida y expuesta a continuos atentados y desmanes sin respuesta. La lista de despropósitos contra el patrimonio en toda esa área es grande y responde a una desidia administrativa crónica, que sigue siendo incapaz de evitar que todo tipo de actividades lúdicas se realicen sin permiso ni regulación: Actividades de caza, tránsito de caballos, quads, motocross y bicicletas fuera de pista, ocupación de cuevas por foráneos con negocios de alquiler ilegales - que llevó entre otras cosas a que se decidiera tapiar algunas de ellas, destruyendo así potenciales valores patrimoniales-, son algunas de las prácticas que actualmente convierten a este valioso conjunto paisajístico y patrimonial en un territorio de nadie en donde todo está permitido. 


La desaparición de vestigios arqueológicos


Nuestro colectivo ha constatado la presencia en la zona de multitud de fragmentos líticos como obsidiana y restos de cerámica, especialmente abundante dada la importante e intensiva ocupación que se daba en toda esta área por parte de las poblaciones indígenas de Abona. De la montaña de Los Riscos por ejemplo sabemos que se encontraban canteras muy apreciadas para la fabricación de molinos de gofio ya en época guanche. Los restos de cabañas habitacionales, materiales líticos, grabados rupestres, estaciones de cazoletas y cuevas unido a  la  presencia de caudales de agua antaño perennes, nos hablan de un lugar con condiciones favorables para asentamientos permanentes. Todo ese valioso material junto a la información que contiene y que aportaría a los estudios científicos muchísimos datos para enhebrar el hilo de nuestra historia antigua, se ve repentinamente condenado al olvido al ser arrastrado dentro de bolsas de basura junto con cientos de fragmentos de platos esparcidos a cartuchazos sin contemplación.


Por todo ello los argumentos empleados por la Federación Insular de Caza para defenderse de las evidencias y la falta de coherencia del propio Cabildo de Tenerife, representan una ausencia de entendimiento y sensibilidad sobre lo que aquí está realmente en juego. Los cotos de caza intensivos además, están reservados para actividades cinegéticas y aún está por ver el que actividades como el tiro al plato, entren dentro de esa categoría y más cuando se compromete de manera evidente el entorno y los ecosistemas presentes por sus efectos colaterales. Desde el colectivo Imastanen queremos dejar claro que apostamos por la convivencia de actividades deportivas y tradicionales en espacios naturales siempre y cuando se respeten los límites y espacios reservados de manera estricta para cada actividad y sobre todo cuando existan garantías de que los valores presentes gocen de una efectiva protección. Actuar desde el sentido común y no anteponer intereses minoritarios al bien común.


Creemos que el espacio sobre el que se centra este debate, debería ser protegido y convenientemente conservado, mediante programas de recuperación botánica y faunística y especialmente valorado por constituir un nicho poblacional para muchas de las pequeñas aves que cada vez más, se ven abocadas a desaparecer en la isla. Endemismos únicos que conviven con insectos, lagartos y otros vertebrados endémicos también en riesgo de desaparecer. Instamos a las autoridades responsables a que procedan a la definitiva aprobación y ejecución de un parque arqueológico en esta zona, que redignifique el diezmado legado cultural guanche que aún conservamos, al tiempo que sirva como lugar de interpretación, estudio, divulgación y aprendizaje,  así como de un atractivo cultural que potencie la economía del municipio. Un modelo de recaudación autónomo permitiría impulsar futuras investigaciones que a su vez ayuden a la conservación y recuperación del espacio natural.


Buscar alternativas y soluciones por consenso


Es necesario que se abra este debate y que las diferentes partes implicadas puedan contemplar y reconocer las verdaderas consecuencias que tiene el realizar actividades del todo incompatibles con la preservación y restauración medioambiental. No se pueden limpiar efectivamente zonas de matorral, barranquillos y lomas, cuando los fragmentos y tapones plásticos son tan numerosos. Aún realizando el meticuloso y dificultoso trabajo que limpiar eficazmente supondría, con nutridas cuadrillas formadas en el conocimiento de los valores presentes, bien coordinadas y dedicadas durante semanas a ello, el daño que supone una intervención humana de esa magnitud sobre el medio, como quien barre un solar, comportaría un daño a perpetuidad. Un paisaje con el valor geológico, botánico y arqueológico como es el que acoge el Coto Intensivo de Ifara y otros cotos privados colindantes, no pueden seguir siendo empleados como un lugar donde ensuciar y limpiar superficialmente con rastrillos de forma reiterada . Aceptar esto supone  seguir ignorando la presencia de seres vivientes vulnerables y valores patrimoniales frágiles, con su derecho a permanecer. Proponemos que desde los diferentes ámbitos competentes se tomen las debidas decisiones y este tipo de actividades se realicen exclusivamente en lugares altamente antropizados, aptos y adecuados, de modo que la actividad misma así como su limpieza y reacondicionamiento posteriores, resulten lo menos nocivos posible para el entorno natural y la huella sea nula.


Lo cierto es que esa zona, en donde se vienen realizando actividades cinegéticas y otras prácticas sin control alguno desde hace décadas, tristemente ya ha normalizado en su paisaje la presencia de muchísima basura como fragmentos de cristal de todo tamaño y color, latas, neumáticos, chatarra de todo tipo, escombros, restos plásticos diversos y otros desperdicios humanos, que tardarán miles de años en degradarse, con las consecuencias tóxicas para el medio que todos conocemos. Nuestra intención no es culpar a nadie en particular pero sí señalar responsabilidades para que de una vez por todas se ponga freno al despropósito vigente y que por fin tratemos de conciliar el respeto por la cultura y la naturaleza, con el entretenimiento particular.  Un colectivo como el protagonista en este caso,  que conoce a la perfección el medio natural, aunque en muchas ocasiones algunos cazadores no lo demuestren del todo, dada la huella de cartuchos y basura que dejan a su paso. No obstante, sabemos que no son la generalidad y por ello instamos a que se entienda el motivo de preocupación aquí expuesto. Colaborar en la conservación del territorio requiere de la toma de conciencia sobre nuestras propias acciones y existen alternativas que permitan avanzar hacia una más efectiva protección de nuestro territorio sin renunciar a determinadas prácticas, de forma justa y equilibrada.




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